Se presenta un 2024 con citas electorales en distintos lugares del mundo sobre las que planea el fantasma de la desinformación, que ya ha caracterizado algunos comicios de pasado reciente. La desinformación se ha convertido en una lacra de nuestro tiempo que vulnera los códigos deontológicos y socava las democracias. Por eso, para los profesionales de la información, combatirla es un reto, pero también una oportunidad. Tenemos las armas más eficaces: la veracidad de los hechos, el rigor y la ética.
Con motivo de la festividad del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, desde la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) subrayamos lo que venimos pregonando desde hace años y, al tiempo, reclamándolo a editores, medios y periodistas: la mejor fórmula para recuperar la confianza de la ciudadanía y derrotar a los adalides de la demagogia y la intoxicación es la apuesta firme por los principios que rigen nuestra profesión. Si la prensa no hace de muro de contención, los bulos y las mentiras crecerán sin freno y facilitarán la manipulación de la sociedad con fines espurios. Solo fortaleciendo la independencia y el control crítico de los poderes por parte de los medios, el periodismo cumplirá eficazmente su misión de servicio público, ofreciendo informaciones veraces, verificadas, contrastadas, contextualizadas y sujetas a las normas de nuestro Código Deontológico. Toda información que se aleje de estas premisas degrada la profesión y ofrece argumentos a aquellos que consideran la libertad de prensa como un obstáculo a suprimir.
La FAPE rechaza también la divulgación de discursos de odio a los que lleva la polarización política y a la que, desgraciadamente, también contribuyen medios, periodistas o activistas que se hacen pasar por periodistas. Igualmente, denuncia los ataques al libre ejercicio del periodismo por considerarlos intolerables y exige que se acabe con determinadas prácticas antidemocráticas, como los señalamientos a periodistas, el acoso online, la exclusión de medios y de periodistas de convocatorias, las ruedas de prensa sin preguntas, los intentos de imponer preguntas o de decidir quién es periodista y quién no. Estas restricciones atentan directamente contra la pluralidad de medios e impiden que los periodistas podamos garantizar plenamente el derecho constitucional del ciudadano a ser informado de forma veraz y rigurosa. Recordamos a los políticos y gobernantes que la tarea principal de los periodistas es preguntar, investigar y denunciar los abusos y que el pluralismo de los medios es una condición indispensable para el buen funcionamiento de las sociedades democráticas.
En este contexto de desinformación, también es importante resaltar la necesidad de la alfabetización mediática como arma para luchar contra las mentiras y las noticias falsas. En un mundo en el que los usuarios padecen de sobreinformación, apenas hay espacio para el análisis. El Parlamento Europeo ha instado a incluir la alfabetización mediática como parte integrante de la educación a todos los niveles y la FAPE lleva años solicitando al Gobierno la implantación de una asignatura de educomunicación en el ciclo de Educación Secundaria Obligatoria, una materia fundamental para reducir el impacto de la desinformación entre los más jóvenes, a la que están expuestos, fundamentalmente, a través de redes sociales y a la que ahora se suma la Inteligencia Artificial, un avance tecnológico que, bien usado, aportará numerosos beneficios, pero también un peligro, que, en el sector de la información, es muy evidente: la suplantación y la difusión de informaciones falsas tendrán un nuevo soporte si no se le pone control.
Tampoco debemos olvidar otro de los males que afecta a la profesión, la precariedad laboral. En ese sentido, desde la FAPE seguiremos denunciando esta situación y demandando a los editores que adopten medidas para mejorar las condiciones laborales y salariales y refuercen las redacciones avanzando en la mejora de las condiciones de trabajo de las compañeras y compañeros. Difícilmente se podrá hacer un periodismo de calidad si persiste esta situación. Una redacción fuerte estará siempre más capacitada para denunciar los excesos políticos y dar información de calidad. Asimismo, reclamamos el apoyo de las Administraciones para la contratación de profesionales de la información.
Desde la FAPE reivindicamos que el ejercicio del periodismo siempre debe responder a criterios profesionales. Los periodistas, como el resto de los ciudadanos, estamos sometidos a la ley y cualquier vulneración de derechos que se registre en una información puede llevarse a los tribunales. Del mismo, y porque creemos firmemente en la función del periodismo como servicio público, ponemos a disposición de las instituciones, las empresas y los ciudadanos la posibilidad de recurrir a la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología del Periodismo, ante cualquier comportamiento irregular de un profesional o medio de comunicación.